Alrededor
de los dos años, las pesadillas y los terrones nocturnos comienza a
alterar el sueño de algunos pequeños. En los primeros años la hora
de irse a dormir, representa para los niños la separación de los
padres y eso puede dar lugar a problemas durante el sueño.
Ambos
problemas son muy frecuentes durante la infancia, pero suelen
solucionarse solos. Se incluyen dentro de las llamadas Parasomnias y
son fenómenos o conductas que alteran la calidad del sueño del
pequeño. (La parasomnia es un trastorno de la conducta durante el
sueño).
Los
terrores nocturnos son episodios repentinos de terror durante el
sueño, más frecuentes durante la fase del sueño más profundo,
durante el primer tercio de la noche, duran unos minutos y finalizan
de forma espontánea sin despertar al niño. Suelen comenzar con un
grito o un llanto y con muestras de agitación, respiración
alterada, sudor. Aunque tienen los ojos abiertos y la mirada fija,
el niño ni ve ni oye lo que está pasando, en realidad está
dormido. Tampoco responde a estímulos externos y no suele recordar
lo que ha sucedido.
Se
pueden producir por sueño insuficiente, horarios irregulares de
sueño, por fiebre o enfermedad, por tomar algunas medicinas o por
estrés y si hay algún antecedentes en la familia, si el papi o la
mami los tuvo de pequeños. Por lo general suelen cesar con el
tiempo y no es necesario ningún tratamiento específico.
¿Qué
podéis hacer los papis?
La
mayoría de los padres piensan en aliviar al hijo al momento, pero es
mejor no interactuar con él, ya que se puede producir el efecto
contrario al deseado y hacer que el niño esté más agitado. Es
recomendable no despertarle y permanecer a su lado en silencio,
esperando a que pase y controlando que el niño no se haga daño si
está muy agitado.
Si
durante el día, el niño se muestra más cansado de lo habitual o
somnoliento o si se alteran los hábitos de toda la familia, es
recomendable valorar la ayuda de profesionales.
¿Qué son las
pesadillas?
Las
pesadillas son ensoñaciones complejas que producen temor o ansiedad.
El niño suele despertarse muy asustado y puede describir con detalle
lo que ha soñado. A diferencia de los terrores nocturnos, el niño
lo puede relatar como si realmente lo hubiera vivido, confundiendo
sueño con realidad.
Se
pueden producir en cualquier momento de la noche, pero ocurren con
más frecuencia en el último tercio de la noche y finalizan cuando
el niño se despierta. Aunque no dure mucho, el niño al despertar
puede seguir nervioso y alterado y tener dificultades para volver a
conciliar el sueño.
Suelen
iniciarse entre los tres y los seis años, siendo mucho más
frecuentes entre los seis y los diez años. Se pueden producir por un
sueño insuficiente, algunos medicamentos, estrés por conflictos
emocionales o episodios traumáticos. No tienen por qué haber
antecedentes familiares.
En
algunos casos el niño puede relacionar el sueño a las pesadillas y
desarrollar rechazo al momento de irse a la cama.
¿Qué
podéis hacer los papis?
Es
bueno tranquilizar al niño, diciéndole que ha sido una pesadilla,
permaneciendo a su lado y transmitiéndole calma. También le podéis
dar algún objeto o muñequito que le tranquilice o le dé seguridad
o, dejar una pequeña luz encendida. Al día siguiente puede ser
útil que dibuje o describa la pesadilla, cambiando el final de lo
que soñó, de manera que esto puede hacer que el niño se sienta más
seguro.
Para
acabar y garantizar que vuestro hijo disfrute de un sueño agradable
y tenga un buen descanso os recomiendo, que el niño duerma las horas
suficientes, con regularidad en sus horarios de descanso, no suprimir
las siestas si las sigue haciendo, sobre todo en vacaciones. El
momento que preceda a la hora de irse a dormir deben realizar
actividades relajadas, un baño, leer un cuento, hablar de cosas
agradables que hayan pasado durante el día, recibir algunos mimitos,
evitar juegos que les alteren o les exciten en exceso antes de irse a
dormir.
Espero
que vuestros pequeños angelitos tengan dulces sueños y descansen
toda la noche.
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2 comentarios
Vikingo pasó una etapa de terrores nocturnos con 6-7 meses, nos asustábamos mucho cuando rompía a llorar de aquella manera, estaba aterrado pero no nos dejaba consolarlo. Aunque tenía los ojos abiertos nos dábamos cuenta de que seguía dormido. Al final se le pasó al cabo de unos meses, pero fue bastante duro. Muy buen post, un beso.
ResponderEliminarDaniela también pasó una temporada de pesadillas cuando vino la hermanita.
EliminarDuraron 2 semanas, pero lo pasamos fatal.
Me alegro que Vikingo ya lo tenga superado y MIL GRACIAS por tu comentario.
¡Me encantan tus comentarios! ♥Gracias por dejarlos♥