Familia diciembre 18, 2015

Una Tarde Inolvidable con las Niñas

Últimamente entre el trabajo, el blog, y mis tareas diarias y extraordinarias, estoy llegando más tarde de lo que me gustaría a casa. Y eso me mina la moral porque no puedo disfrutar de lo que más me gusta, mis hijas.
Ayer por la tarde fue un día especial porque salí pronto del trabajo para ver la función de Navidad de mi pequeña y decidí que iba a aprovecharlo y pasar una tarde inolvidable con las niñas.

Lo primero de todo era llegar puntual y sin prisas para ver a Martina en su función de Navidad, en la que iba de pastora. Un disfraz mucho más fácil que el de camello que le tocó a su hermana.

De hecho no he tenido que preparar nada porque tenía una falda de piñorra (traje típico de Soria) y un chaleco de borreguillo de cuando yo y mi hermano éramos pequeños. 
Disfraz de Pastorcilla
Así que me he ahorrado tiempo y dinero en este disfraz, pero lo mejor de todo es que me ha hecho una ilusión increíble que Martina llevara ropa de cuando su mami (osea yo) y su tío eramos pequeños.
Después de la función, la guardería ha preparado una merendola en la sala multiusos, y la han abierto para que los peques salieran al patio.



¿Quién habrá detrás de esa ventana?



¡Un  hada preciosa! 



¡Y una pastorcilla traviesa y hermosa! 

¡Has acertado! Me ha sido realmente complicado sacarlas de allí.

Pero una tiene sus armas para convencerlas, y en cuanto les he dicho que había pensado ir a merendar al burguer, han cogido sus abrigos y se han dirigido raudas y veloces a la puerta.

Las hamburgueserías, y en especial las que son grandes cadenas, no son sitios al que ir a merendar con los niños frecuentemente.

De hecho, yo intento evitarlas, pero sé que a Daniela le chifla y no íbamos desde el verano, así que como quería preparar algo que les hiciera ilusión, hemos acabado allí. Dicen que una vez al año (o dos) no hace daño, ¿no?


No quería que se atracaran, así que he pedido un menú para las dos.

Aunque al final, Daniela se ha comido media hamburguesa y Martina la mayoría de las patatas. ¡Eso se llama compartir!


Y sí, lo confieso, lo que han dejado me lo he comido yo...¡no tengo remedio! Oficialmente, soy el cubito de la basura de la familia, todo lo que sobra acaba en mi estómago.

Este ha sido el colofón final de la fiesta, luego hemos hecho lo de todos los días: baños, cenas (sólo una sopa y un lácteo), y algo de entretenimiento antes de irse a la cama: hoy han elegido pintar.
He acabado agotada, casi me cansa menos estar trabajando en la oficina, pero ¡TAN FÉLIZ! 
Y lo mejor de todo, es que la semana que viene podré disfrutar más de ellas porque en mi empresa, en Navidades, no se trabaja por las tardes, ¡yuhu! Así que voy a ir pensando planes que hacer con ellas.

TU TURNO: ¿Qué es lo que más te apasiona hacer a ti en tu tiempo libre? ¿Sueles llevar a tus hijos al burguer? ¿Me das ideas de planes para hacer estas tardes?

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